René Quinton El océano, imperio sin límites de la estabilidad química y térmica, pero también ámbito de la movilidad mecánica e iónica, es un medio por excelencia.
En el seno de su agua madre, todos los elementos están más o menos presentes. En esta formidable masa fluida, enriquecida por todas las sales arrancadas a las rocas de los fondos o aportadas por los ríos, cada litro es "panatómico", es decir que contiene la totalidad de los elementos existentes.
Esa masa recibe especialmente la luz y capta todas las energías. Eternamente removida y penetrada por el aire, atravesada en su transparencia por las radiaciones y los efluvios cósmicos, vibrante y tibia, pone en comunicación a todos los elementos con las fuerzas universales. Así es el océano, y sólo él, es capaz de dar a luz a la vida terrestre.
René Quinton nació el 15 de diciembre de 1866 en Chaumes, Brie, Francia. Hijo de un médico y alcalde de la ciudad, Quinton no recibió formación científica particular alguna, sin embargo era un autodidacta sumamente culto que estaba al tanto de los principales avances y descubrimientos científicos de su época. Después de estudiar letras y hacer algunos cursos en el Museo de Historia Natural, comenzó su peculiar y genial carrera en el ámbito científico que revolucionó los paradigmas de su época. Tanto así que la academia francesa de ciencias no dudó en decir que después de Darwin, nadie sino Quinton había hecho aportes tan relevantes en el campo de la biología.
En 1904 Quinton vio editada la primera impresión de su obra El agua de mar, medio orgánico, donde sintetiza sus trabajos y reflexiones fruto de más de diez años de investigación constante. En sus páginas, Quinton asegura y ofrece diversas pruebas de que la vida animal apareció en el mar y que todas las especies zoológicas, incluido el hombre, tienden a mantener, a través de la serie evolutiva, las condiciones en que se originó su existencia. Es decir que, en vez de mutar en obediencia pasiva frente a la influencia de medio, como se pretendía después de Darwin, en realidad la vida animal cambia para mantener internamente las condiciones en las que surgió.
Según demuestran los trabajos de Quinton, dichas condiciones son la temperatura y la composición físico-química del medio interno del organismo animal, que son exactamente las mismas que tenía el agua de mar en las eras en que la ciencia calcula que cada especie zoológica apareció. A esto obedece, por ejemplo, que la concentración del cloruro de sodio en nuestro medio interno sea inferior al del agua de mar tal como la conocemos ahora, ya que frente a la concentración progresiva de los océanos, la vida animal ha tendido a mantener la concentración que existía en sus orígenes.
Las conclusiones de Quinton nos llevan a comprender que los organismos propios de la vida animal son verdaderos acuarios marinos en los que las células que los constituyen, continúan viviendo en las mismas condiciones en las que se encontraba la célula primitiva.
Para comprobar esto Quinton realiza una serie de experimentos que, entre otras cosas, demuestran que los glóbulos blancos sobreviven perfectamente en el agua de mar, lo cual hasta la fecha no se ha podido lograr en ningún otro tipo de medio, incluyendo el suero, que básicamente está compuesto de agua y cloruro de sodio.
Perros desangrados resucitan con agua de mar
Utilizando perros como cobayas, Quinton realizó varios experimentos en el Collège de France, cuyos resultados resultan impresionantes. Al reemplazar con agua marina la sangre de un perro previamente desangrado casi por completo, el animal se recuperó por completo y a los dos días mostró una vivacidad aún mayor que la que normalmente tenía. Este experimento fue repetido por otros investigadores con los mismos resultados.
Como era de esperarse, los siguientes experimentos de Quinton se llevaron a cabo en organismos humanos. En 1905 se aplicaron las primeras inyecciones de agua de mar isotónica a un par de bebés desahuciados quienes a las pocas horas recuperaron peso y a los dos días recobraron por completo la salud y vieron aumentada su vivacidad, tal como ocurrió previamente con los perros.
Antes de comenzar a experimentar en sujetos humanos, Quinton elabora y patenta el agua isotónica, es decir "agua oceánica recogida en condiciones muy precisas y pura, diluida en agua natural muy escasamente mineralizada, esterilizada en frío al hacerla pasar por un filtro de cerámica y guardada en recipientes de vidrio de farmacopea y sin contacto con metales. Este método le permite garantizar la no toxicidad y la conservación de las propiedades vitales de agua de mar", lo cual le permite experimentar con inyecciones intramusculares.
A raíz de éxito obtenido con estos bebés, Quinton se da a la tarea de crear una serie de instituciones sanitarias a las que llamó Dispensarios Marinos. A principios de siglo las inyecciones de agua de mar isotónica se aplicaban a razón de 100,000 por año en París y 150,000 en el dispensario de Lyon. Varios médicos se han interesado en utilizar esta nueva terapia y con el tiempo, solicitan sus servicios el gobierno egipcio y la Sociedad Homeopática Nortemericana. Gracias a ello Quinton alcanza la fama.
Los Dispensarios Marinos le sirven a Quinton para dirigir sus terapias personalmente en condiciones de higiene y alimentación muy precisas que no podía imponer en otros lugares. Entre sus innovaciones respecto a la medicina vigente se encuentra la relación estrecha del enfermo con sus parientes quienes podían permanecer en las instalaciones de los dispensarios sin las restricciones típicas; la alimentación se basaba en el "régimen instintívoro" que confiaba en la sabiduría del cuerpo para elegir los alimentos cuyas propiedades minerales y vitamínicas requería; y las condiciones de sanidad se extremaban debido a las interpretaciones de los trabajos de Pasteur.
Aquí tenéis el enlace para conocer más sobre lo ke hizo este hombre.
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